La visita de Gaddafi

El País nos habla hoy, a propóstito de la visita de Muamar el Gaddafi a nuestro páis, de «contratos con Libia por 11.500 millones de euros» que el presidente del Gobierno, Zapatero, espera conseguir a raíz de acuerdos con el líder libio. Según el periódico, la cifra supera con creces la cifra anunciada con Sarkozy durante la estancia de Gaddafi en París, como si de una competición de mus se tratase. Esta ingente cifra, -que no sé muy bien a quién puede beneficiar más que a los propios políticos, magnates y a la gran empresa-, se traducirá en negocios en infraestructuras, defensa y sector energético, a través de empresas como SACYR, Abengoa, Ferrovial, Técnicas Reunidas, Repsol YPF o Navantia.

Las críticas a la justificación del Gobierno se centra en aspectos por todos conocidos: buscar una cierta «respetabiliad internacional» a cambio de inversiones millonarias es de por sí inmoral, y más si tenemos en cuenta que el libio es un dictador que es el primero en pasarse por el forro los derechos humanos… IU y diversas organizaciones han puesto especial énfasis en resaltar este último punto.

Antiguo padrino del terrorismo internacional, Gaddafi firmó con Zapatero un acuerdo de «protección y promoción recíproca de inversiones», que se traducirá en valiosas prebendas para empresas españolas como Repsol, que pasa a convertirse así en uno de los mayores productores de crudo del país africano.  El secretario general del PP, Ángel Acebes, señaló que España debe poner «por encima de cualquier otro interés la libertad y la defensa de los derechos humanos». Sin embargo, José María Aznar fue el primer dirigente europeo que visitó a Gadafi, en el 2003, tras el levantamiento del embargo a Libia.

Qué parecidos son todos los colores a veces. Qué grima da a veces la política, ¿verdad?