Mucho se ha escrito sobre los beneficios de la marihuana y de la fibra de cáñamo, mucho se ha discutido y se discute acerca de las drogas y sus usos. Escohotado tiene un libro excelente sobre las drogas en el que narra sus experiencias y nos habla de la dosis como la medida que impone el sentido común a la hora de disfrutar con las drogas, demonizadas por la doble moral y la mojigatería. Y es que nos drogamos contínuamente y además resulta que no es algo malo per se: tomamos café, vino, aspirinas cuando nos duele la cabeza… etc., hay personas que censuran a los drojadictos desde la atalaya de su copa de Soberano, con un cigarro entre los dientes. Escohotado nos cuenta que la única droga que no ha podido dejar, la más potente que ha probado, es la nicotina… y las ha probado casi todas.
Porque cada sociedad tiene su droga específica, la bien vista. En la nuestra es el alcohol. Por eso me resulta increíble que aquí, en este caldo de cultivo botellonero de los fines de semana de futuros e inminentes alcohólicos, un joven discapacitado postrado en una cama, con fuertes dolores además (¿no era legal el uso terapéutico de la marihuana?), tenga que remover cielo e infierno para poder fumarse un porro de marihuana en paz. En fin… pásense un fin de semana por un supermercado o por una discoteca de adolescentes, eso sí resulta perjudicial para la salud mental.
Forragaitas 