Odio los festivales

Me encanta la música, por eso odio los festivales. Nuestra geografía queda sepultada en verano bajo un grueso manto de conciertos multitudinarios a los que la gente acude por las más diversas razones, y la música está a menudo en el último lugar de sus preferencias. El esperpento alcanza a veces límites insospechados, como ocurre con la última edición del ¿Rock? In ¿Rio? de Madrid, donde Bob Dylan o Neil Young, leyendas vivientes del rock and roll, comparten cartel con El Canto del Loco, Shakira o Tokio Hotel… eso por no hablar de los inevitables pinchadiscos, ya sabéis, la palabra DJ al lado de un nombre y un tío con el auricular colgado dándole a play.    

Todo el mundo se apunta a los festivales, de folk, de rock, de pop… en esa manía por etiquetar y compartimentar la música en ghettos. Pero nadie siente la música. Nadie la disfruta. Hay dos cosas que nunca he hecho en mi vida ni pienso hacer: ir de botellón y a un festival de este tipo. La música gana enteros con la proximidad del intérprete, por eso disfruto más de los conciertos en las pequeñas salas, donde los grupos suelen entregarse más y se limitan a lo musical.

3 respuestas to “Odio los festivales”

  1. vintxuca Says:

    xa o dicían Fanny + Alexander na súa canción pánico. «Merda de DJ merda de DJ»
    A min tampouco me gustan os festivais, prefiro os concertos , necesitamos mais lugares habilitados para estes fins, fixadevos na sala capitol de Santiago, e queren pechala, eu vin ali a Bersuit e non é que o sitio teña moi boa acústica que digamos,pero encheuse ata arriba. Din que na Coruña van facer un local de concertos cerca do Coliseum, a ver para cando???

  2. Me cago en la madre que los parió a los del puto Rock in Rio. Hoy salía en El País un curioso artículo sobre como se ha encarecido el caché de los músicos en España en los conciertos y, por consiguiente, el precio de las entradas. El consumo de festivales-masa apesta. Y lo de Rock in Rio no tiene palabras para describirse. Cuando el cateto Alejandro Sanz es embajador de un festival, mal asunto. La pena es que tocan nada menos que Dylan, Neil Young y Amy, pero a un precio astronómico, y encima con una masa de gente como espectadores que debería ser gaseada por el doctor Göebels. Los macroconciertos cada día huelen peor, qué pena. Si hay alguien algún ente sobrenatural en el que creo sobre este mundo es Dylan, y van a impedir que pueda presenciar un concierto suyo durante mi vida. Pero que os voy a contar, amigos…
    Apuntaos al venir al festival de jazz de Marciac, en el sur de Francia, que procuraré no perderme una vez más este año. Hago propaganda deliberada de este evento porque allí me siento como en casa.

    Salud, hermano Forragaitas…

  3. Home, eu tampouco gosto en demasía destes festivais, sobre todo porque o que mercas coa entrada é o paquete completo, e haberá cousas que che presten máis, outras menos e outras (como o caso do Rock in Rio) che den por onde amargan os pepinos. Pero hai unha solución moi doada para o tema: non ir. Problema é cando os pobres cidadáns de a pé non podemos desfrutar de determinados concertos porque ao concelleiro de turno non lle convence tal artista (por exemplo un tal Bob Dylan, un rapaz americano que está comezando nesto da música) porque toca de costas ao público ou porque non interpreta os temas máis coñecidos do seu repertorio. Logo ficas coa impresión que os teus cartos so serven para pagarlle a soldada aos Bisbais de turno.
    Un saudo.

Deja un comentario